Como el Gallo de Morón

El origen de la frase “como el Gallo de Morón, sin plumas y cacareando”, se debe al siguiente hecho histórico:

Durante el siglo XVI existían serios problemas de orden público en Morón de la Frontera, Andalucía. Las rivalidades políticas y el nombramiento de autoridades provocaban disturbios. Se cometían innumerables abusos con los moronenses por parte de jueces y receptores que despojaban a muchos de sus haciendas, llevándolos a prisión y cobrándoles altas contribuciones.

Uno de esos funcionarios que llegó a Morón cuando las pasiones estaban más caldeadas, comenzó a tratar a muchos con groserías y a decir que allí no había más gallo que él. Por tanto repetir esa amenaza, la población le puso El Gallo de Morón.

Cansado ya de tantos abusos, un día los vecinos sacaron a este individuo a las afueras de la población, le quitaron la ropa, dejándole solamente la camisa, y con unas flexibles varas le propinaron una tremenda paliza. Esto dio motivo a que los cantadores andaluces perpetuaran el hecho en una simpática coplilla que decía:

Anda, que te vas quedando
como el Gallo de Morón
sin plumas y cacareando
en la mejor ocasión.

Se supone que desde el siglo XVIII la tradición del gallo se trasladó a nuestro Morón, Cuba, por llevar este el mismo nombre del pueblo donde se desarrollaron los acontecimientos referidos, y existir en este territorio un fuerte núcleo poblacional de origen español.

Es cierto que desde las primeras generaciones de moronenses, el gallo se convirtió en un símbolo de nuestro pueblo, aunque la tradición evolucionó porque este fue concebido siempre como un gallo con plumas, diferenciándose así de su abuelo nostálgico de Andalucía.

Esta tradición prendió rápidamente en el sentimiento popular, y Morón comenzó a conocerse, primero como la tierra del gallo y después como la Ciudad del Gallo. A mediados de la década del 50 surge la idea calorizada por los doctores Augusto Venegas Muíñas y Benito Llanes Recino, este último periodista, abogado, profesor del Instituto de Segunda Enseñanza e Historiador de la Ciudad, de erigir un monumento al Gallo. Esta idea fue respaldada por algunas instituciones de las existentes en aquel momento y por el pueblo.

Aprovechando este sentimiento legítimo de los moronenses hacia su símbolo, los politiqueros de la época se apropiaron de la idea y concibieron la construcción del monumento. Buscaron al escultor y al resto del personal técnico y acometieron la obra, la cual fue inaugurada el 11 de septiembre de 1955 por el propio Presidente de la República, Fulgencio Batista y Zaldívar, convirtiéndose aquel acto en uno de los tantos que efectuaban los politiqueros para ganarse el voto popular.

En los meses posteriores al triunfo de la Revolución, un oficial del Ejército Rebelde, destacado en esta ciudad, para desahogar sus frustraciones personales de poder, tomó como pretexto la participación que había tenido la tiranía en la colocación del gallo, y en la madrugada del 6 de febrero de 1960, acompañado de otras personas, arrancó el monumento, depositándolo en la vía pública frente al Ayuntamiento Municipal.

Al siguiente día un numerosos grupo de pobladores tomaron el símbolo y lo colocaron nuevamente en su pedestal, organizándose una enorme manifestación de protesta. Como consecuencia de lo ocurrido anteriormente, y debido a la inmadurez política existente entonces, se identificó por algunos el símbolo del Gallo como representativo de la odiosa dictadura, por lo que un grupo de personas residentes en poblados aledaños e instados por algunos moronenses confundidos y resentidos, lo derribaron nuevamente, esta vez destruyéndolo para que el pueblo no lo pudiera volver a colocar en su sitio.

Alrededor del hecho se suscitaron intensas polémicas, las cuales llegaron, incluso, al conocimiento del Comandante en Jefe, Fidel Castro. Se comenzó a construir otro gallo, pero este no pasó de la intención, puesto que jamás llegó a concluirse.

A casi veinte años de los hechos referidos, el escritor e historiador moronense Larry Morales, complaciendo una solicitud personal de la inolvidable Celia Sánches Manduley, realizó una investigación profunda acerca del símbolo popular desde sus ancestros en España, la cual culminó en un libro. Esta investigación sacó a relucir nuevamente el tema del gallo, el que ya se había convertido en un imposible, en una especie de tabú.

En la Octava Sesión Ordinaria del Segundo Período de Mandato de la Asamblea Municipal del Poder Popular, efectuada el 1 de marzo de 1981 y a propuesta del delegado José Manuel Hernández, se aprobó por unanimidad el acuerdo No.114, el que aprobaba la creación de una comisión para la reposición del Gallo de Morón.

El símbolo fue colocado nuevamente en su pedestal el 2 de mayo de 1982, pero esta vez materializado en una hermosa escultura de los autores Rita Longa y Armando Alonso, autor este último del primer gallo.

Fuente: En el Colimador

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